El Mercader y el Burro
Viajaba un mercader de pueblo en pueblo con un
burro, en el que conducía objetos de comercio. Un día que llevaba una gran
carga de sal, tropezó el burro y cayó en un río, a levantarse, notó con alegría
el animal, que la carga pesaba menos. Parte de la sal se había derretido en el
agua del río.
Volvió atrás el comerciante y compró más sal, hasta
completar la carga; pero el burro fingió que tropezaba otra vez al pasar por el
río, se sumergió en el agua y volvió a salir aligerado de peso.
El comerciante conoció el engaño y quiso pagar
al burro con otra mala partida.
Compró, al efecto, una carga de esponjas, y dejó
que el animal pasase con ellas por el río.
Llegar y tropezar fue cosa de un solo momento.
Pero esta vez notó el burro con sorpresa que la carga pesaba más que antes de
mojarse.
Las esponjas habían retenido en sus celdillas
gran cantidad de agua del río.
Trató de engañar nuevamente a su amo, y sólo
consiguió engañarse asimismo.
Fin
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